viernes, 29 de septiembre de 2017

Le mot

(o la palabra que sube la escalera...)


Muchachos, cuidado con las cosas que dicen.
Todo puede salir de una palabra que al barrer se deslice.
¡Todo! El odio y el luto – Y no me vengan con que la yunta
es buena y más discreta que una tumba…
–Escuchen:

Una noche, en pantuflas,
a esa hora en que la mufa,
se encierra tras los postigos,
en su casa y sin testigos,
murmuró muy bajito
a un viejo amigo o solito,
una palabra horrenda sobre cualquier individuo;
Esta palabra que, al parecer, no se escuchó,
Que largó, bajo tierra, donde nunca un alma entró,
Corre, ni bien la suelta, se escabulle, se escapa.
Mire, ¡ya está lejos! Y es que no precisa mapa.
Conoce el camino, tiene pies, zapatón,
Pasaporte en regla; y, como si fuera poco, bastón.
–De ser necesario, cual águila, desplegará las alas.
Huye, escapa, no habrá forma de atraparla.
Sigue por el andén, pasa por la plaza.
Cruza un rio crecido, en día de lluvia y sin balsa.
Y va, corriendo por callecitas, avenidas y un callejón
o lo de aquel individuo que hace un rato mencionó.
Sabe el número, el piso: tiene llaves.
Sube la escalera*, abre la puerta, ¡pase!
entra, llega y, compadrita, mirando el hombre a los ojos,
Le dice: ¡Acá estoy! Salgo de la boca de Fulano de Tal.

Y es así como tiene un enemigo mortal.


Victor Hugo


*El subrayado es mío, la traducción y el guiño también. 
Ojito: La traducción es absolutamente provisoria y de uso amistoso en el blog.
La versión original, maravillosa, insuperable, se encuentra con facilidad en internet para los que no la conocen de memoria... Se llama así: Le mot. La palabra. 
AGC