domingo, 23 de abril de 2017

De la serie "Diálogos Improbables" - I -





De un cuaderno encontrado en un cajón de un viejo mueble de campo, en una compra venta de Saint-Hilaire-le-Château, pequeña comuna de 237 habitantes en el departamento de la Creuse, de la región de Nouvelle-Aquitaine, Francia.
                         
Miguel Praino

Encuentros

Solamente por la cantidad de hechos que han debido coincidir en el tiempo, comparable a la cantidad multitudinaria de hechos que lo hubiesen podido impedir, un encuentro es algo misterioso. Por las mismas razones, ciertos piensan que es milagroso. Hablamos de encuentros en general. Si entramos a lo particular, encuentro de personas por ejemplo, es más complicado aún, ya que además de la complejidad de que dos seres se encuentren físicamente, una vez producido ese primer milagro, les queda luego otro encuentro. Algunos ven en ese segundo avatar el verdadero milagro y/o misterio...

Hace años, la casualidad o destino, o aún el sino hizo que la Sra. R. y el Sr. N., se encontraran en un vuelo en globo sobre Capadocia, Turquía. Ciertas apreciaciones sobre la visión del mundo desde las alturas establecieron entre ellos un diálogo, que continuó luego del descenso del globo (ninguna alusión al paso a la categoría B del campeonato de fútbol argentino del Club Huracán, acaecida por esos años) en el bar del hotel en que se alojaba el grupo de turistas.

La Sra. R y el Sr. N son argentinos, la Sra. R vive en el oeste de la ciudad de Buenos Aires y el Sr. N en un suburbio de una ciudad de un país europeo. Cabe destacar que este diálogo comenzado como al descuido, en las alturas de Cappadocia continúa a través de los años, abordando diversos temas que hacen nada más ni nada menos que a la diversidad del vivir, por medio de la sofisticada tecnología de nuestra época.

Sr. N

*


Mayo, 2004
De las estaciones

Dígame N...
¿El invierno se hace porque secretamente los corazones de un hemisferio se ponen de acuerdo y se afinan al mismo tiempo de estación a estación? ¿Y así la primavera, y así el otoño…? Forma perfecta del mundo en acomodarse. ¿Usted tiene afinación temperada, o de temporada? Aquí, corazones como el propio vienen esperando el frío, la lluvia de hojas y el crocante crepitar de los pasos sobre éstas, nieve también pero no hay, el viento de la mañana, la noche que duerme un poco más... En fin, mientras yo sueño...


PD: aún no encuentro la música. En próximo envío va una certera. Paciencia le pido.



Mire Sra. R, voy a tratar de responder a su rica curiosidad y eso porque usted se lo merece, y también porque me plantea un problema que, de no responderlo, esta noche será de improductivo y seguro insomnio. Respecto al supuesto o posible acuerdo "cardíaco", intuyo que es a la inversa, las estaciones llegan y los corazones se ponen de acuerdo, "se afinan" – si usted quiere– para reaccionar y adaptarse a los estímulos de natura. La geografía que habito me condiciona, y según la estación. Eso se observa sobre todo si se cuenta con un jardín, aunque sea pequeño. Permite vivir eso que su corazón espera y escribió bellamente, en invierno "el frío, la lluvia de hojas y el crocante crepitar de los pasos sobre éstas...".

Desaparece toda la gama de verdes y oros, los insectos y animalitos se entierran, las plantas se visten con la gama de marrones y quedan flaquitas, perdura el verde del musgo. Mi corazón, no me animo a decir "los corazones”, se pone melancólico, lo habita el silencio, lo empuja a la reflexión, aprende la noche diferente. El día es corto y si hay sol uno lo tiene casi siempre en los ojos ya que no sube. Si cae la nieve, el silencio aturde, marea, y el corazón, mi corazón al menos, se pone furiosamente contento. La luz es de una irrealidad fulgurante y la sensación de quietud refiere a lo eterno. Por la mañana, en el limpio manto blanco se ven todas las huellas del tráfico nocturno-gatuno, el matinal de los pájaros y otras especies y eso da una idea del orden del mundo, como lo dice usted. Y si no, vea las minúsculas hormigas, anunciando la primavera, porque no es cuestión de almanaque o día del estudiante, es cuestión de que un día, a la mañana, tarde o noche aparezcan. Viniendo de la cava, en el baño, de abajo de la bañera o en el salón. Sea de donde sea, usted sabe que cuando aparecen ya no va a hacer frío invernal.

Para mi corazón, el verano produce también una gama de reacciones pero diferentes, más exuberante que nostálgica. He pasado en el jardín noches pesadas sin brisa alguna, el grillo cantor, los erizos todos los años hay una familia los gatos, los pequeños roedores y el “sensual perfume embriagador" de los rosales, jazmines y la hierba mojada de rocío. Y cuando uno se quiere acordar ya la luz que empieza a enrojecer el cielo le avisa que se termina la noche, y mientras se lo repite el arrullo de los pájaros despertando, su corazón le recrimina: "¿otra vez?, ¿con qué otro corazón me voy a poner de acuerdo...? No son horas..."

Y usted le responde (y se defiende) y bueno che, tampoco te quejes, pasamos tres o cuatro horas en contacto con una copiosa cantidad de hechos minúsculos, que ocurren hace millones de años, que te embarcaron en el movimiento general del universo y te quejás porque dormí poco. Y si no hago ese trabajo para nutrirte, ¿con cuál de los otros corazones te vas a poner de acuerdo..? ¿Y sobre qué...? ¿sobre el curso de la bolsa, o el último casamiento farandulero...? ¡Haceme el favor..!

Y al fin es esa la cuestión. Y la intuitiva respuesta a una de sus preguntas, porque son las estaciones que es decir la marcha del universo las que acuerdan para que los corazones tengan razón de ser y se encuentren. El universo es muy anterior a nosotros, y será muy posterior a nosotros.

Respecto a mi afinación como en la musicalno es temperada pero me adapto dentro de lo posible a la temperada, cuestión de poder convivir. En todo caso no “de temporada”, que sería, según o a "la moda".

Aunque no es pregunta sino aviso y afirmación me quiero referir a la PD: Posdata o post scriptum: mi querida Sra. R, sublime, ¡usted es sublime! "Aún no encuentro la música". Bello como la sabiduría de la eternidad. Y el inmediato "en próximo envío va una certera", momento privilegiado de humor, de intuición, rotura de tono que aligera la enorme carga de la primera frase. Y de remate "paciencia le pido”... ¿Me pide..? Sra. R, no hace falta. Si aún "no encuentra la música" no hace falta que le tenga paciencia. Somos más de los que usted cree, los que "aún no encontramos la música". Lo hermoso es lo que vamos encontrando en el camino,

(Cordajes que yo daba por muertos resucitan:

Recobran en mi mano el peligroso

desvelo de la Música) L.M.

Volviendo a lo de las estaciones, tampoco todo es bruma y nieve. Aunque no me crea, aquí también pasa que hay Días Peronistas, mejor dicho, lo que sería su equivalente en Francia, Días Gaullistas. ¡Ah!, ¿no me cree..? Bueno, mire las fotos. De la nieve de hace dos días no quedó nada. Todo era blancos y grises. Ahora hay sol y colores. Y, paradójicamente, hace mucho más frío. Pero bueno, debo confesarle que ya comenzó a dejar de ser peroncho el día, se está pudriendo, sopla un viento helado del este y va a empeorar.

En fin, todo esto de la meteorología, como comentario no es importante, son avatares de las estaciones. No más (ni menos) que eso.


Pues, claro que le creo. Y por mucho que me distraigan las nubes en este verano, su corazón y el mío se hermanan todos los días en los que el sol y el frío comulgan en un recuerdo de infancia cuando la mañana se fundía en un recreo y el mate cocido hacía humito frente al pizarrón verde. ¿Será la forma de trascender las estaciones? Sí, los días peronistas son protectores de los recuerdos y de los corazones que los atesoran, en donde crece la maravillosa certidumbre de estar vivos. ¿Se toma un cafecito conmigo?


...y los sabañones... Sra. R, ¿conoció los sabañones?

Nos hacían sufrir las mañanas de julio o agosto. Las casas sin calefa y con chiflete... y un braserito a carbón debajo de la mesa, en la cocina, mientras hacíamos los deberes... Y lo del "pizarrón verde", discúlpeme pero no me rejuvenece, en mi tiempo eran negros los pizarrones...

Bueno, basta de apiadarse sobre sí mismo. ¿Y el cafecito con usted...? ¡y cómo que me lo tomo!
                              
                           
Firman: Sra. R y Sr. N
 
Sobrevolando Capadocia - Turquía